jueves, 8 de enero de 2009

Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales


Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, de 14 de diciembre de 1960


La Asamblea General,

    Teniendo presente que los pueblos del mundo han proclamado en la Carta de las Naciones Unidas que están resueltos a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, y a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,

    Consciente de la necesidad de crear condiciones de estabilidad y bienestar y relaciones pacíficas y amistosas basadas en el respeto de los principios de la igualdad de derechos y de la libre determinación de todos los pueblos, y de asegurar el respeto universal de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y la efectividad de tales derechos y libertades,

    Reconociendo el apasionado deseo de libertad que abrigan todos los pueblos dependientes y el papel decisivo de dichos pueblos en el logro de su independencia,

    Consciente de los crecientes conflictos que origina el hecho de negar la libertad a esos pueblos o de impedirla, los cual constituye una grave amenaza a la paz mundial,

    Considerando el importante papel que corresponde a las Naciones Unidas como medio de favorecer el movimiento en pro de la independencia en los territorios en fideicomiso y en los territorios no autónomos,

    Reconociendo que los pueblos del mundo desean ardientemente el fin del colonialismo en todas sus manifestaciones,

    Convencida de que la continuación del colonialismo impide el desarrollo de la cooperación económica internacional, entorpece el desarrollo social, cultural y económico de los pueblos dependientes y milita en contra del ideal de paz universal de las Naciones Unidas,

    Afirmando que los pueblos pueden, para sus propios fines, disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales sin perjuicio de las obligaciones resultantes de la cooperación económica internacional, basada en el principio del provecho mutuo, y del derecho internacional,

    Creyendo que el proceso de liberación es irresistible e irreversible y que, a fin de evitar crisis graves, es preciso poner fin al colonialismo y a todas las prácticas de segregación y discriminación que lo acompañan,

    Celebrando que en los últimos años muchos territorios dependientes hayan alcanzado la libertad y la independencia, y reconociendo las tendencias cada vez más poderosas hacia la libertad que se manifiestan en los territorios que no han obtenido aún la independencia,

    Convencida de que todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta, al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional,

    Proclama solemnemente la necesidad de poner fin rápida e incondicionalmente al colonialismo en todas sus formas y manifestaciones;

    Y a dicho efecto

    Declara que:

      1. La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales.

      2. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.

      3. La falta de reparación en el orden político, económico, social o educativo no deberá servir nunca de pretexto para retrasar la independencia.

      4. A fin de que los pueblos dependientes puedan ejercer pacífica y libremente su derecho a la independencia completa, deberá cesar toda acción armada o toda medida represiva de cualquier índole dirigida contra ellos, y deberá respetarse la integridad de su territorio nacional.

      5. En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia deberán tomarse inmediatamente medidas para traspasar todos los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas, en conformidad con su voluntad y sus deseos libremente expresados, y sin distinción de raza, credo ni color, para permitirles gozar de una libertad y una independencia absolutas.

      6. Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.

      7. Todos los Estados deberán observar fiel y estrictamente las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas, de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de la presente Declaración sobre la base de la igualdad, de la no intervención en los asuntos internos de los demás Estados y del respeto de los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial.

Exhorta Cruz Roja respetar Derecho Humanitario Internacional en Gaza


  • Más de 500 personas han perecido en ocho días de ofensiva en la Franja de Gaza

CICR reconoció que a medida que avanzan las tropas del ejército israelí ha aumentado el sufrimiento de los civiles palestinos

GINEBRA, SUIZA.- El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) demandó a las partes involucradas en el conflicto armado en la Franja de Gaza a cumplir todas las obligaciones que estipula el Derecho Humanitario Internacional en casos de guerra a fin de reducir víctimas en la población civil. El CICR reconoció que a medida que avanzan las tropas del ejército israelí en los territorios ocupados palestinos ha aumentado el sufrimiento de los civiles, quienes se han visto afectados en los últimos días por el impacto de los ataques aéreos. Asimismo, los ataques aéreos de Hamas hacia el sur de Israel han provocado el sufrimiento de la población civil de Israel, indicó el CICR en un comunicado. De acuerdo con fuentes palestinas, más de 500 personas han perecido en ocho días de ofensiva en la Franja de Gaza, que según voceros militares tendría por objetivo dividir en dos ese territorio palestino. Lo más importante, subrayó el CICR, es que las partes deben tomar en cuenta que el Derecho Internacional Humanitario (DIH) prohíbe ataques directos a civiles y ataques indiscriminados. Las partes del conflicto deben distinguir entre los civiles y los soldados y entre objetivos civiles y objetivos militares.'‘'Toda persona que no participa directamente en las hostilidades está protegida por el Derecho Internacional Humanitario y no debe ser atacada’' dijo el director de Operaciones de la Cruz Roja, Pierre Krähenbuhl. '’En una situación de conflicto, la única distinción legítima que se puede hacer es entre los civiles a los que la ley protege y los combatientes a los que se puede atacar’', aclaró. Además, la elección de los medios y los métodos de guerra no es ilimitada en la conducta de operaciones militares, precisó el organismo. '’Las partes deben tomar todas las precauciones posibles para evitar o reducir al mínimo la pérdida de vida de civiles, heridas a los mismos y daño a sus objetos’'. Los objetivos militares no deben ser localizados en o cerca de áreas densamente pobladas. "El pleno cumplimiento con estas reglas es de importancia extrema, en particular en la Franja de Gaza que es una zona poblada densamente " subrayó Krähenbuhl.'’Estamos preocupados por el aumento de civiles muertos y el incremento del daño ocasionado a edificios civiles, incluyendo hospitales’', apuntó. '’Los edificios que son esenciales para la vida civil como hospitales, sistemas de abastecimiento de agua y drenaje, estaban en condiciones precarias aún antes de los ataques por el sitio y las restricciones impuestas por Israel durante los últimos 18 meses’', reconoció el CICR. ''El DIH requiere que ambas partes del conflicto pongan atención y sumo cuidado al tipo de armas y municiones que utilizan y sus posibles efectos en la población civil y en la infraestructura que les pertenece'', apuntó. El DIH prohíbe el uso indiscriminado de armas que por su naturaleza no pueden distinguir entre objetivos civiles y objetivos militares. Armas tales como cohetes que no pueden ser ‘'dirigidos a objetivos militares’' sin poner en riesgo la vida de civiles, '’también son armas que están prohibidas’', advirtió. ''El uso de municiones en racimo en áreas densamente pobladas violan la LHI, pues no pueden ser utilizadas de tal manera que se pueda diferenciar de manera adecuada entre objetivos militares y civiles, ni distinguen entre la población y los soldados'', alertó el CICR. Cada una de las partes debe hacer lo posible por buscar y recoger de inmediato a los heridos y a los enfermos. Personal médico, hospitales y otras unidades de salud deben ser respetadas y protegidas así como vehículos y ambulancias asignados exclusivamente para el cuidado y transporte de los heridos, exhortó la Cruz Roja. El CICR reiteró que '’los ataques al personal médico están prohibidos así como los ataques a instalaciones dentro de las cuales se practican exclusivamente actividades de tipo médico’'.

Miles de palestinos afectados por bombardeos israelíes en Gaza


Gaza, 8 ene (PL) Miles de palestinos quedaron hoy sin viviendas y desprovistos de sus bienes debido a los bombardeos aéreos y navales de Israel, considerados entre los más intensos lanzados contra Gaza desde que inició su agresión hace 13 días.

Los habitantes de la localidad sureña de Rafah, en el sur de la franja y fronteriza con Egipto, tuvieron que pernoctar a la intemperie o huir de la zona debido a la descarga de bombas de aviones y helicópteros hebreos durante la noche y las primeras horas de hoy.

Datos de fuentes médicas palestinas refieren que en casi dos semanas de ataques, los israelíes causaron la muerte a más de 720 personas, incluidos 21 paramédicos, y heridas a cerca de tres mil.

Además, se estima que un tercio de las víctimas fatales son niños, y que en toda la franja hay más de 15 mil desplazados.

“Debido a que Hamas usa sus casas para esconder y traficar armas, las tropas israelíes atacarán el área entre la frontera egipcia hasta la carretera de la playa”, rezaba en los panfletos lanzados anoche por la aviación judía, y dirigidos a la población de Rafah.

Tras el llamado a evacuar la zona, al menos cinco mil residentes se refugiaron en dos escuelas de la ONU convertidas en albergues temporales, mientras las bombas destruyeron unas 30 casas, según el canal 10 israelí que también anunció la continuación de esas acciones.

Esa área, conocida como Corredor Philadelphi, es la única frontera de Gaza con territorio no israelí, y cuenta con túneles subterráneos cavados por palestinos para entrar desde Egipto víveres que le ayudaron a aliviar los efectos de 18 meses de bloqueo.

Sin embargo, dado que las tropas invasoras han cercenado el territorio de Gaza en tres partes para tratar de cercar a las milicias palestinas, la población civil de Rafah quedó atrapada sin posibilidades de huir a otras regiones realmente seguras.

Asimismo, la ofensiva terrestre continuó con similar proporción de bombardeos en el norte y la periferia de esta ciudad, donde milicianos afines al Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) entablaron fuertes enfrentamientos con los invasores.

Según reportes, las bombas hebreas devastaron decenas de casas particulares, edificios públicos y una mezquita en el barrio de Sheikh Radwan, la quinta atacada desde el inicio de la operación “Plomo Fundido” con el argumento de que sirven de escondites de armas.

En los combates del miércoles, nueve soldados israelíes sufrieron heridas leves y 29 combatientes palestinos murieron, incluidos cuatros a los que una bomba alcanzó el vehículo en el que circulaban, de acuerdo con diversas fuentes.

El número de parados extranjeros se duplicó en 2008 y sumó 410.960 desempleos


Publicado el 08-01-2009 , por Expansion.com | Agencias

Según los datos publicados hoy por el Ministerio de Trabajo e Inmigración, el paro entre los extranjeros aumentó, sobre todo, en los sectores de la construcción (un 135% más) y servicios (un 72,3% más) hasta los 199.215 y 124.875 desempleados, respectivamente.

No en vano el Ministerio de Trabajo puso en marcha desde hace un año la campaña "Vuelve con los tuyos" con la que forró gran parte de las paredes interiores de los cercanías de Madrid y algunos vagones de metro. Y es que las garras del paro no han dejado escapar tampoco a los extranjeros, el número de parados foráneos se duplicó en 2008 en España y sumó 410.960 desempleados, lo que supuso 198.996 personas más registradas en las oficinas del los Servicios Públicos de Empleo, un 94% más que en 2007.

Tal y como se esperaba, los datos publicados hoy por el Ministerio de Trabajo e Inmigración han destapado que el paro entre los extranjeros aumentó, sobre todo, en los sectores de la construcción (un 135% más) y servicios (un 72,3% más) hasta los 199.215 y 124.875 desempleados, respectivamente.

Pero la reactivación de estos empleos, según el Gobierno, "se empezará a notar en febrero". Los analistas, sin embargo, coincicden en no ver una alternativa de crecieminto clara para la economía tras el parón de la construcción.

Así, del total de los 3.128.963 parados registrados al cierre de 2008, el 46,93% más que un año antes, 120.361 fueron extranjeros procedentes de países comunitarios y 290.599 originarios de países extracomunitarios.

Asimismo, el paro entre los extranjeros subió en 31.320 personas en el mes de diciembre, lo que supuso el 8,25% más que el mes anterior. En la Industria el paro de extranjeros cerró 2008 con 32.080 desempleados, un aumento de 17.277 parados respecto al año anterior, mientras que la Agricultura sumó 18.885, 9.496 personas más y el colectivo sin empleo anterior 35.905 desempleados, 16.780 más que en 2007.

La afiliación a la Seguridad Social de extranjeros también bajó en 95.000 personas el año pasado, y pasó de 2.033.000 trabajadores afiliados en 2007 a 1.938.600 en 2008.

miércoles, 22 de octubre de 2008

la explotacion capitalista y clases sociales la oligarquia la burguesia la burucracia terratenientes proletariado y lumpemproletariado (exp:19 NOV)


La explotación capitalista: El capitalista acude al mercado para comprar con su dinero las mercancías cuyo consumo constituye el proceso del trabajo: la materia que se elabora, las trabajo del obrero. Por la venta de las mercancías producidas el capitalista recibe una cantidad de dinero que es superior al invertido.

El resultado de este ciclo se expresa, pues, en que obtiene de la diferencia entre el dinero invertido y el recibido un excedente que le permite acumular y reproducir el capital. Para Marx este excedente, al que llamará plusvalía, no surge porque el capitalista simplemente pague por debajo de su valor a fuerza de trabajo, aunque ello también sucede. Ni por la habilidad comercial d e comprar las mercancías a menos de su valor y venderlas a más, aunque esto también está presente en la economía capitalista. Ni mucho menos surge por una propiedad inherente al dinero (“la plata trae a la plata”, “hay que hacer trabajar al capital”, etc.).


La lucha de clases: Las clases sociales son grupos sociales antagónicos que se diferencian entre sí fundamentalmente por la relación de propiedad (esclavistas, señores feudales, burgueses, etc.) o desposesión (esclavos, siervos, proletarios, etc.) que guardan respecto a los medios de producción.

Esta ubicación objetiva condiciona el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, por consiguiente, el modo y proporción en que perciben la parte de la riqueza social creada por el trabajo de las clases desposeídas. De tal manera que los propietarios de los medios de producción se apropian, por mecanismos específicos en cada formación social, del trabajo de las clases explotadas, en el caso del capitalismo a través de la extracción de plusvalía.


Oligarquía Historia


Los gobiernos oligárquicos, y la oligarquía como tal, tienen una historia antiquísima, casi desde el comienzo de las estructuraciones sociales de los primeros seres humanos. Aunque como tal se ha usado para adjetivar diversos sistemas sociales, sin que este apelativo fuera más allá de una cualificación del sistema político.
Escritores políticos de la Antigua Grecia como Platón ya citan en su época gobiernos oligarcas como el de los Treinta Tiranos, gobernantes en la propia Atenas del fílósofo. Sistema oligárquico gobernante tras la democracia y que fue derrocado para volver a implantar la democracia en la Atenas de la época.
El comercio internacional y el enriquecimiento demasiado concentrado hacen surgir una oligarquía (como fue el caso de la familia Medici de Florencia).
kelly Estos esquemas sociales oligárquicos se han dado a lo largo de la historia en multitud de civilizaciones. En general obviamente evidenciado en la Europa de la antigüedad y más recientemente en tribus de civilizaciones africanas y amerindias, en las cuales los dirigentes del pueblo solían ser consejos de sabios ancianos.
O incluso en la actualidad estas formas oligárquicas se dan principalmente en Europa en algunos círculos sociales de la etnia gitana, en los cuales el núcleo de poder decisivo lo determinan los patriarcas que generalmente son personas de edades avanzadas archiconocidos en los núcleos de estas comunidades.
Se puede considerar que no es la aplicación de la democracia como tal, ya que esta se define como el poder de todos y si este tan sólo está concentrado en manos de unos pocos tiene más similitud a las dictaduras que a las democracias. Aunque como tal es cuestionable cualquier sistema supuestamente democrático si hay dirigentes que deciden por la ciudadanía aunque hayan sido votados por esta, pueden llegar a ser considerados como oligárquicos, y al no ser sistemas de democracia directa en cuyo caso no sería cuestionable.


Origen de la palabra oligarquía


La oligarquía, en ciencia política, es una forma de gobierno en que el poder supremo está en manos de unas pocas personas. Los escritores políticos de la antigua Grecia emplearon el término para designar la forma degenerada y negativa de aristocracia (literalmente, gobierno de los mejores). Estrictamente, la oligarquía surgirá cuando la sucesión de un sistema Aristocrático se perpetúe por transferencia sanguínea o mítica, sin que las cualidades éticas y de dirección de los mejores surjan como mérito reconocido por la comunidad, siendo esta definición muy cercana a la de monarquía y más todavía a la de nobleza. Los oligarcas dueños de propiedades, de tierras o de grandes acumulaciones de dinero, son poseedores de fuerza en la dirección política gracias a sus fuertes influencias económicas. Poseen estándares éticos posiblemente dudosos, con diversos medios de legitimación, que tienen como piso el poder acumulado y el símbolo histórico que haya significado la sucesión que les dio fuerza.
La oligarquía es un grupo minoritario de personas, pertenecientes a una misma clase social, generalmente con gran poder e influencia (aristoi) que dirige y controla una colectividad o institución.


Historia de la burguesia


La burguesía es una clase social caracterizada porque quienes pertenecen a ella no practican un trabajo manual y mantienen un status económico acomodado. El marxismo define a la burguesía como la clase dominante de la sociedad capitalista, propietaria de los medios de producción. La burguesía apareció en el siglo XI al agruparse los artesanos en las ciudades, que eran dominios de los señores feudales (ver feudalismo), el grupo social integrado por comerciantes y artesanos libres. Al permanecer separados de la nobleza y de la población rural precisaron conseguir un estatuto jurídico propio que les facilitara los intercambios comerciales y el acceso a la configuración del nuevo régimen municipal en las villas y ciudades donde habitaban.
Así, el burgo medieval estableció bases jurídicas para un desarrollo amplio del comercio y de la actividad gremial, y bases administrativas para conquistar el régimen municipal que a partir del siglo XII estuvo dominado por el denominado patriciado urbano, verdadera oligarquía monopolizadora del gobierno de los burgos. El patriciado y la burguesía excluida del poder municipal se enfrentan por la conquista del poder, protagonizando la burguesía sublevaciones junto a los estratos inferiores de la sociedad como la de los Ciompi en Florencia y la de los barrios populares de París y Londres. El resultado de estos conflictos sociales fue la ampliación de los consejos municipales.
Desde la llegada del Renacimiento, el comercio colonial, de una parte, y la Reforma, de otra, favorecieron el desarrollo de la burguesía comerciante y la llegada del capitalismo. Hasta finales del XVIII la burguesía se encontró frenada por la rigidez de la sociedad estamental, la política nacional absolutista y las limitaciones de acceso al poder.Con la Revolución Francesa (1789) la sociedad estamental es reemplazada por la sociedad de clases, en la que jurídicamente todos los ciudadanos son iguales. La burguesía, entonces, asume un papel dirigente cuando ocupa el poder político, implanta poco a poco la democracia parlamentaria (Revolución inglesa en 1688, con el aporte teórico del filósofo político John Locke) e inicia con éxito las revoluciones agraria, industrial y comercial. El paso a los puestos claves de la sociedad burguesa de clases no se basa en privilegios de carácter nobiliario, sino en la propiedad de los medios productivos, y el acceso a cualificación de la fuerza de trabajo.


Burguesía


Burguesía es un término utilizado principalmente en la economía política, y también extensivamente en sociología e historia. La palabra de origen francés describía originalmente a los habitantes urbanos (característicamente mercaderes o artesanos en la edad media tardía). La burguesía es una clase social como la entiende la economía política y el marxismo. Es decir, un grupo social que puede identificarse por su papel en un modo de producción, caracterizado por una posición en las estructuras de producción y por establecer relaciones de producción específicas con otras clases. En el caso de la burguesía se caracteriza por poseer medios de producción y, gracias a esto, establecer una relación de explotación con el proletariado, que al no poseer estos medios debe vender su fuerza de trabajo a la burguesía. La relación de explotación entre burguesía y proletariado permite la acumulación de capital por parte de la burguesía que caracteriza al capitalismo.


Origen de la palabra término burguecia


El término burguesía se comenzó a utilizar en el renacimiento en Europa para nombrar al conjunto de comerciantes que acumulaban riquezas provenientes de sus negocios. Se trataba de personas que no gozaban de privilegios nobiliarios pero tampoco se encontraban atados a la servidumbre, desarrollando un oficio o viviendo del intercambio mercantil y prestamismo. Todavía en el siglo XVIII se encontraban múltiples huellas de este significado.
Con el desarrollo de las redes de intercambio y las técnicas productivas el poder económico de estos comerciantes fue creciendo, mientras el de la aristocracia feudal decaía frente a las monarquías centralizadas. En este contexto y en alianza con la aristocracia real la burguesía fue obteniendo un poder político cada vez mayor, que le permitió ir destruyendo los privilegios nobiliarios y establecer un modo productivo afín a sus necesidades; expansión de las redes de intercambio, liberación de la servidumbre para contar con mayor mano de obra, etc.


Burocracia


En sociología, la burocracia es una estructura organizativa caracterizada por procedimientos regularizados, división de responsabilidades y especialización del trabajo, jerarquía y relaciones impersonales. El término puede referirse a cualquier tipo de organización.
Una burocracia hipotéticamente y en forma ideal constaría de varios niveles de dirección que requerirían muchas aprobaciones con firma para la toma de cualquier decisión. Una segunda característica de muchas burocracias, particularmente de las de gobierno, es la suma dificultad para despedir a los empleados (estabilidad laboral).
Entre los ejemplos de las burocracias cotidianas se pueden contar las de hospitales, tribunales, iglesias, escuelas y las empresas
tanto públicas como privadas.


Definiciones


Buro=oficina

Cracia=poder


"El gobierno de las normas y procedimientos"


Publico:En un sentido coloquial y de uso común, burocracia a menudo equivale a ineficiencia, pereza y derroche de medios. A menudo se caracteriza, en la imaginación popular, como un ente que existe únicamente para sí mismo y que sólo logra resultados que acaban ampliando las dimensiones de la burocracia. Así, a menudo se usa de manera peyorativa.


Privado: Hoy en día la burocracia asume papeles más importantes ya no solo en el rol de las funciones del Estado, donde ha sido más habitual, sino también en las Corporaciones y grandes empresas capitalistas debido al desarrollo y especialización del trabajo que han tenido estas superando incluso a la de los Estados; se suele denominar a este tipo de burocracia en las empresas privadas: Burocracia corporativa, que reúne a los empleados privados de mayor jerarquía y especialistas en áreas como marketing, publicidad, ventas, departamentos legales, administración, etc. que detentan algún tipo de monopolio en ciertos conocimientos y en relaciones públicas, es además uno de los segmentos de la sociedad de mayor crecimiento en poder económico y de decisión en muchos de los países del Primer Mundo.


Contexto histórico terrateniente


Suelen existir en países de tradición monárquica (donde normalmente forman parte de la nobleza), en los que sus fortunas proceden de la Edad Media (Junkers de Alemania o Grandes de España).
Aunque también han aparecido en otras circunstancias, como por ejemplo en Cuba a principios del siglo XX, a través de compañías agrícolas estadounidenses (donde poseían cerca del 75% de la tierra cultivable). Los terratenientes: eran los poseedores de grandes extensiones de tierra que habían mantenido el poder económico y político durante la primera parte del siglo. Básicamente, explotaban parte de sus tierras con mano de obra asalariada (indios y mestizos), y en algunos casos con mano de obra esclava. Los terratenientes no estaban interesados en un cambio en las leyes relacionadas con la propiedad agraria, ni en que se aboliera la esclavitud.


Terrateniente


El término terrateniente se refiere al dueño o poseedor de una tierra o hacienda. Si bien el término se aplicaría de forma muy general, su uso corriente corresponde a la designación de los grandes poseedores de tierra.


Tendencias


En las sociedades más desarrolladas tienden a desaparecer, principalmente por el valor menor de las explotaciones agrícolas, pero también por haber sido blanco de diversos movimientos revolucionarios


El proletariado en la teoría marxista


En la teoría marxista, el proletariado es aquella clase social que no tiene la propiedad de los medios de producción. Por lo tanto, la única fuente de ingresos para los proletarios es la venta de su fuerza de trabajo. El marxismo ve el proletariado y la burguesía (la clase propietaria) como inherentemente hostiles, al defender intereses antagónicos, lo que se manifiesta, por ejemplo, en que los trabajadores de las fábricas desean que los sueldos sean tan altos como sea posible, mientras que los dueños desean que los costos, y lo por tanto los sueldos, sean tan bajos como sea posible; ya para Marx, esta contradicción es la peor, la concreción en el período de producción hegemónicamente capitalista de lo que él denomina la lucha de clases, y que considera el motor de la historia.


Proletariado y tiempos de producción


El proyecto socialista y la gran crisis de 1929 lograron detener el plan de dominación capitalista[cita requerida]el cual era lograr apropiarse totalmente de los tiempos de producción del proletariado. Desde Marx esa discusión ha atravesado toda la historia de la lucha de clases: la gran batalla del capitalismo contra quienes están en la vereda opuesta a la élite es la batalla por el tiempo. Para Marx ese "robo" correspondía a una teoría de la enajenación pero pronto la discusión se complejizó. La producción en cadena promovió que el obrero perdiera el control que tenía sobre los tiempos de producción.
Haciendo una cronología breve; el artesanado pre-industrial tenía total control del tiempo sobre su trabajo. Posteriormente, la aparición del reloj y la producción industrial primitiva configuraron un modelo de producción determinado por "fechas" en la cual se comienza a promover una visión "productiva" que incentivaba la cultura capitalista. En ese tiempo, quien no trabajaba era condenado a muerte. Fue la primera fase de la creación de un ejército de reserva. Luego, la máquina determinó un "mínimo" productivo más alto el cual se traducía en control del tiempo del obrero sobre su trabajo; y fue ahí donde Marx denunció explotación. La producción en cadena definitivamente llevó al proletariado a convertirse en un engranaje (como magistralmente muestra Chaplin en Tiempos Modernos) en un proceso que diferencialmente también empezaría a comprometer al campesinado y artesanado marginal. La aparición de una clase media sin inscripción de clase hizo que sólo una fracción privilegiada del proletariado pudiera negociar un estándar mínimo de vida a través del modelo económico keynesiano, que se creó para salvar al capitalismo de su ruina tras la gran crisis de 1929.


Origen de la palabra proletariado


El proletariado (del latín proles, linaje o descendencia) es un término utilizado para designar a la clase social más baja de la época de la edad moderna que, en el modo de producción capitalista, se ve obligada a vender su fuerza de trabajo a la burguesia por carecer de los medios de producción. Un miembro de tal clase es llamado un proletario.
En la Roma imperial, los proletarii eran los ciudadanos de la clase más baja, que no tenían propiedades y cuya única utilidad para el Estado era generar proles (hijos) para engrosar los ejércitos del imperio. El término se utilizó inicialmente en un sentido despectivo, hasta que Karl Marx lo utilizó en un sentido positivo para identificar lo que él llamó la clase obrera, diferenciando proletariado y lumpenproletariado y colocándole como un grupo antagónico a la clase burguesa.


Lumpemproletariado


El lumpemproletariado (algunas veces escrito lumpenproletariado) es un término de origen marxista, con el que se designa a la población situada socialmente por debajo del proletariado, desde el punto de vista de sus condiciones de trabajo y de vida, formado por los elementos degradados, desclasados y no organizados del proletariado urbano, así como aquella parte de la población que para su subsistencia desarrolla actividades al margen de la legalidad o en la marginación social (delincuencia, prostitución, etc).


En su libro El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, Marx caracteriza asi al lumpemproletariado.


Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de Diciembre.El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, Capítulo V


Origen de la palabra y Sociología del lumpenproletariado


Esta clase social ha sido considerada tradicionalmente por el marxismo como carente de conciencia política y susceptible de servir de punto de apoyo a la burguesía.
El término deriva del original en alemán, "lumpenproletariat", propuesto por Karl Marx y Friedrich Engels en su trabajo "La ideología alemana" (1845). Marx sostenía que en los acontecimientos históricos que habían conducido al golpe de Luis Bonaparte en 1851, el proletariado y la burguesía habían actuado de manera productiva y progresista, mientras que el "lumpenproletariat" se había mostrado improductivo y regresivo. Según Marx, el "lumpenproletariat" no tenía ningún motivo para participar en la revolución, e incluso pudo tener de hecho interés en preservar la estructura de clases, porque los miembros del "lumpenproletariat" dependían a menudo de la burguesía y de la aristocracia para su supervivencia.


lunes, 22 de septiembre de 2008

Consejo electoral venezolano se reúne con medios de comunicación

Caracas, 22 sep (PL) El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela se reunirá hoy con representantes de los medios de comunicación del Estado y privados para precisar detalles de la campaña de los sufragios regionales del próximo noviembre.
Durante el encuentro, autoridades comiciales explicarán las normas de publicidad y propaganda que estarán vigentes partir de mañana hasta el 21 de noviembre.
Dos días después, los venezolanos seleccionarán 603 funcionarios: 22 gobernadores, 328 alcaldes, 233 miembros de consejos legislativos, 13 concejales al Cabildo Metropolitano de Caracas y siete al Ayuntamiento Metropolitano del Alto Apure.
El estado Amazonas no elige gobernador pues pasó a ser considerado con esa categoría en 1992, cuando transcurría el período presidencial 1989-1993, lo cual mantiene desfasado su ciclo electoral en relación con el resto del país.
Las regulaciones aprobadas por el CNE el pasado 10 de septiembre apuntan que el tiempo de publicidad no sobrepasará cuatro minutos en la radio y dos en la televisión.
También precisan que el espacio en los diarios será de una página en los de formato tabloide, y media página en los de medida estándar.
Como parte de este proceso, Venezolana de Televisión presentará cada domingo el programa Sufragio, producido por el Poder Electoral para contribuir a la educación de los venezolanos con derecho al voto.
La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, ratificó la víspera que el cronograma para la celebración de los mencionados sufragios marcha de manera extraordinaria.
Subrayó que el ente comicial cuenta con mecanismos de control y seguridad de máxima potencia, y cualquier posibilidad de interferencia sería detectada inmediatamente en las fases previstas.
Tenemos estructuras tan estrictas que cualquier aventurero que quisiera sabotear las elecciones se va a encontrar con una gran muralla, recalcó.

Comienza la caída de la economía en Estados Unidos

Cuando el atentado contra las torres del Centro Mundial de Comercio en New York el 11 de septiembre de 2001, más allá de lo lamentable de 3.000 muertes, muchas personas en el mundo festejaron. Algunos –los menos– en forma pública. Otros –más recatados– en privado. Pero sin dudas un sentimiento de secreta satisfacción cruzó el planeta, aunque las respuestas oficiales –políticamente correctas– fueran de condolencias: alguien se había atrevido a "ponerle el cascabel al gato". Hoy, unos años después, va quedando cada vez más claro que el hecho fue un montaje calculado; eso, de todos modos, no invalida lo dicho arriba: aunque las muertes fueron de inocentes –afrodescendientes e hispanos fundamentalmente, todos trabajadores de los edificios; ningún empresario, ningún banquero, ningún general de cinco estrellas– era un golpe dado en el corazón del imperio, y para una amplia mayoría de la población mundial, eso tuvo un cierto sabor de triunfo. La historia mostró luego que no había nada de qué alegrarse con el hecho, pero el sentimiento de victoria que generó en la ocasión –momentáneo, fugaz, en buena medida revanchista–, muestra a las claras un sentir generalizado.
¿Qué significa este acontecimiento? ¿Por qué traerlo a colación ahora si pretendemos hablar de economía? Cuando el presidente Bush se pregunta "¿por qué nos odian?" (why do they hate us?), está afirmando una verdad: el mundo odia al imperialismo estadounidense. No odia a sus ciudadanos, sino lo que el imperio significa. Lo odia como siempre los explotados han odiado a sus explotadores; lo odia en medio de una confusa mezcla de temor y admiración simultáneas, en la que, sobre todas las cosas, destaca el rencor. Lo odia como cualquier subordinado, explotado, sojuzgado odia al motivo de sus penas. Motivos para ello sobran: en mayor o menor medida, no hay país del planeta que no esté sujeto a una cierta dominación de Washington, a su política imperial, a su altanería. En una gran proporción, el altísimo nivel de consumo (o despilfarro) de la sociedad estadounidense está mantenido por la explotación a que se ve sometida buena parte de la humanidad. Y hoy, cuando su economía está empezando a hacer agua, es el resto del mundo –otro motivo que acrecienta más aún ese odio– quien debe pagar los platos rotos. Es el resto del mundo quien, por medio de la imposición del dólar como moneda fuerte, artificialmente mantenida desde hace ya un buen tiempo, financia el hiper consumo de la sociedad de Estados Unidos. ¿Por qué no habría de odiárselo entonces?
Ahora bien, hay una "buena noticia": el imperio no está creciendo. No está por caer en lo inmediato, pero todo indica que comenzó su curva descendente. Eso, para la gran mayoría del mundo, al menos en una primera reacción visceral, no deja de ser alegre. Aunque hay que tener claro que su caída, por lo intrincado de nuestro mundo, constituye un peligro para todos. La economía globalizada de hoy, liderada por Estados Unidos, hace que nadie escape a lo que suceda dentro de este gigante. Pero la primera sensación ante el comienzo de su fin es de satisfacción: "¡al fin!", podría decirse que es la reacción generalizada.
Después de la Segunda Guerra Mundial, a fines de 1940, como principalísima potencia capitalista occidental, con el monopolio de la energía nuclear y líder indiscutido en investigación científico-técnica, Estados Unidos se erigió en locomotora del desarrollo de la humanidad. Su economía, que venía creciendo en forma ininterrumpida desde hacía 150 años, le permitió imponerse como potencia total, no sólo en lo económico sino también en lo político, militar y cultural. El "american way of life" se difundió en forma planetaria, y el mundo todo, en mayor o menor medida, pasó a depender de Washington y del dólar. Para la década de los 60, de los 70, ese poderío –más allá del equilibrio relativo jugado por la Unión Soviética– fue total.
Para los 80, para los 90, otras potencias capitalistas –Japón, la Comunidad Europea– comienzan a hacer alguna sombra en el ámbito económico, aunque lejos de poner en jaque su supremacía. La caída del campo socialista acaecida en la última década del siglo XX lo deja como poder político-militar omnímodo, más aún que en el escenario post bélico del 45.
Pero entrado el siglo XXI vemos que su declive es indetenible. Acostumbrada a un nivel de vida sobredimensionado, habiendo hecho del hiper consumo el motivo último de su dinámica, la sociedad estadounidense desde hace décadas ha gastado muchísimo más de lo que ha producido. Dicho en otros términos: está viviendo del crédito. Y es el resto del mundo quien paga su derroche superfluo, nosotros, cada uno de los que leemos estas líneas. ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?
En realidad la caída comienza por un sinnúmero de motivos, pero básicamente por una dinámica interna, económica en lo sustancial. No ha sido un ataque externo el que provoca su declive; no ha sido tampoco el odio generalizado que da vuelta al mundo –la quema de una, o muchas, banderas del imperio no alcanzan para desestabilizarlo–. El declive comenzó porque el modelo capitalista, llevado a un nivel absurdo con el imperialismo global, no tiene futuro, no puede tener futuro. No sólo no puede tener futuro, sino que es un contrasentido humano: gastar más de lo que se produce es, simplemente, un delito ético, una inmoralidad. ¡Y una irracionalidad! ¿A dónde puede llevar el consumo incontrolado que generó el capitalismo en su punto máximo? Solo al descalabro, en todo sentido: humano y del planeta, nuestra casa común. Para graficarlo solo con un ejemplo, pequeño pero revelador: las Islas Maldivas, en el Océano Índico, están condenadas a desaparecer bajo las aguas oceánicas en un lapso no mayor de 50 años si continúa el calentamiento global de la Tierra debido a la sobreemisión de gases de efecto invernadero, en especial de dióxido de carbono producido por los motores de combustión interna de los autos, con el consecuente derretimiento de casquetes polares y glaciares y el subsiguiente aumento de la masa líquida de la superficie terrestre, siendo que sus habitantes no han vertido prácticamente ni un gramo de ese agente contaminante. ¿Dónde está la mayor cantidad de automóviles del mundo? ¿A eso podemos llamar desarrollo sano? Insistimos: es solo un pequeño ejemplo, pero muestra la irracionalidad del sistema en juego.
Ahora bien: la economía de Estados Unidos, símbolo del capitalismo triunfante, va mal. De acuerdo a las estimaciones más pesimistas, se calcula que en poco tiempo podrían cerrar sus puertas de 100 a 150 bancos regionales. Gigantes de la banca como Merrill Lynch o Lehman Brothers también están amenazados por la quiebra, mientras que el Bank of America, uno de los más emblemáticos de la poderosa economía norteamericana, reportó recientemente cinco mil millones de dólares en pérdidas. En realidad todo el sistema bancario estadounidense, que se ha revelado más frágil de lo previsto, está afectado: sus pérdidas totales ascienden a 300.000 millones de dólares desde la crisis de las hipotecas a principios del 2008. Las grandes compañías de seguros son otras de las víctimas directas de la crisis económica que ahora vive el país. AIG, primera aseguradora mundial, ha visto su capital reducido a un tercio en un año. Pese a las drásticas medidas federales adoptadas, no se ha recuperado la confianza en el sistema. Por otra parte, el gigante automotriz General Motors, principal productor de vehículos en el mundo y dueño de ocho marcas, también lucha por la supervivencia. Con recesión, pánico de los inversores, estallido de los precios de los carburantes, además de el del acero, la tradicional empresa estadounidense tampoco se libra de las turbulencias de su economía pudiendo llegar a declararse en quiebra. La desocupación no baja; al contrario: crece. Y por vez primera vez en su vida una buena parte de ciudadanos estadounidenses comunes sufre por el valor de los combustibles. Todo indica que la recesión ha llegado para quedarse.
No hay ninguna duda que el imperialismo estadounidense ya tocó su punto máximo de desarrollo –algunos dicen que para la década del 70 del pasado siglo, coincidiendo con su techo de producción petrolera– y que ahora va para abajo. Sigue siendo una potencia invencible en lo militar, pero eso mismo marca que va perdiendo su llama inventiva, su poderío como avanzada de la ciencia y la técnica para la economía cotidiana. Lo único que puede seguir haciendo como sociedad es forzar a no bajar su nivel de vida –en muy buena medida hedonista y vacía–, manteniéndolo a través de un crédito impagable, además de generar un deterioro medioambiental criminal.
Una sociedad agraria tradicional, una sociedad del neolítico jamás podría vivir gastando más de lo que produce ni depredar su propio ambiente como se hace en Estados Unidos; no podría porque la matriz social en que se desenvuelve no se lo permite. Pero el capitalismo hiper desarrollado, en su fase de voracidad imperialista global donde lo único que rige la vida es la obtención inmediata de ganancia y el hedonismo simplista, no puede dejar de ser una maquinaria loca que se cava su propia fosa.
Estados Unidos de América desarrolló en forma suprema ese modelo de pobreza humana disfrazado de riqueza material. Ahora comienzan a verse los pies de barro sobre los que estaba asentado el modelo, su insostenibilidad, su irracionalidad inviable. Lo cual demuestra, en esencia, que es el sistema capitalista el que no tiene salida. Mientras su gobierno pudo imponer su moneda como patrón de cambio universal, todo el mundo les financió su voracidad. Ahora comienzan a cambiar las reglas de juego.
La economía estadounidense vive del crédito, tanto los ciudadanos como el Estado. Cada ciudadano medio tiene un promedio de 4.2 tarjetas de crédito con una deuda de 2.607 dólares, y la deuda promedio por tarjetas de crédito de una familia tipo es de 8.565 dólares. Deudas técnicamente impagables (la crisis inmobiliaria recientemente desatada lo muestra de modo feroz). Por otro lado, el déficit fiscal supera los 700.000 millones de dólares (deuda igualmente impagable en términos reales). Todo ello no es sostenible. Sólo la guerra puede intentar demorar la caída. Demorar, pero no impedir. La economía ha perdido pujanza, va perdiendo competitividad ante otros nuevos actores, la media cultural del ciudadano común es cada vez más baja, la brecha en la diferencia de la apropiación de la riqueza nacional se agranda (ricos cada vez más ricos y en cantidad cada vez más reducida y pobreza en aumento) con lo cual el mercado interno se achica entrando en crisis, créditos impagables basados en un dólar artificialmente mantenido, dependencia del petróleo –que ya no va teniendo en su subsuelo– cada vez más absoluta, un parque industrial que se va envejeciendo, gastos militares inconmensurables; en otros términos: el escenario es malo, aunque siga siendo líder en muchos aspectos aún.
En la actualidad alrededor de un 25 % de los gastos públicos del gobierno federal se destinan a la guerra. Su maquinaria bélica es fabulosa, aparentemente invencible en el ámbito de la contienda convencional. Pero aunque sea la hiper potencia militar sin contrincantes a la vista, esa bravuconada no es sostenible como auténtico proyecto de desarrollo armónico. Nadie puede vivir eternamente al fiado, consumir lo que no tiene; las deudas, alguna vez, hay que pagarlas.
Las guerras actuales, las que están en curso (Afganistán, Irak) o las que podrían venir (Irán, Venezuela eventualmente), no son sino la expresión de una voracidad irrefrenable que intenta acometer contra todo lo que se oponga a su supremacía pretendidamente "divina". Pero, como dijo Goya, "el sueño de la razón produce monstruos", y ya ha llegado la hora de terminar con tanta locura.
Un país que en su momento fue locomotora del desarrollo capitalista, desde hace ya varias décadas vive del crédito, recibiendo capitales frescos día a día que el resto del mundo le paga por conveniencia –nadie quiere abandonar el mercado más grande del mundo– o por miedo a sus criminales armas. Eso, además de ser éticamente enjuiciable, no tiene mayores perspectivas en el mediano y largo plazo.
Dos tercios de las reservas mundiales están hechas en billetes verdes, contra un cuarto acuñadas en euro, la moneda que viene fortaleciéndose cada vez más paulatinamente. Es probable que el euro reemplace al dólar como primera divisa de reserva en los próximos diez o quince años, lo cual evidencia los síntomas de agotamiento de la potencia económica estadounidense. Pero aún las reglas de juego las pone Washington. El mundo está inundado de dólares, siendo de momento casi imposible presentar una alternativa viable, ya que todas las monedas del planeta no pueden cubrir la cantidad de dólares circulantes. No se sabe con exactitud qué cantidad realmente existe, y el gobierno federal de Estados Unidos sigue imprimiéndolos sin detenerse ante el fraude que continúa perpetrando día a día. El fabuloso déficit estadounidense –el fiscal y la deuda privada de su población, ambos impagables– es comprado diariamente por los bancos centrales de los países a través de la inversión en bonos del Tesoro norteamericano. En otros términos: la gran potencia, y el mundo indirectamente, están sentados sobre un barril de pólvora.
Esta situación crea un escenario de inciertas turbulencias futuras, no descartándose nuevas guerras. Muchos, cuando no todos, los conflictos bélicos que enlutan al mundo (más de veinticinco frente de combate abiertos, en los que directa o indirectamente participa la potencia americana) tienen en su origen la política imperial que busca seguir manteniendo un alto nivel de vida para sus ciudadanos, especialmente para su clase dirigente, absolutamente reñidos con la justicia universal –la misma que la dirigencia de Washington pregona a los cuatro vientos cuando habla de "democracia" y "libertad"–. Para decirlo con un ejemplo contundente, descarnadamente demostrativo de esa voracidad consumista desmedida que se generó en ese país: un ciudadano estadounidense medio utiliza 100 litros de agua diarios –solo 30 son necesarios para un buen nivel de vida–, mientras que uno africano consume menos de dos. ¿Hay acaso algún "destino manifiesto" que autorice esto?
Como todo tirano, como toda clase dirigente enferma de poder, como todo imperio en la historia, sentirse dios invencible irremediablemente conduce a la decadencia. Eso ya está sucediendo en la clase dirigente de Estados Unidos. ¿Qué hacer entonces? Apurar la caída de una buena vez por todas. Eso no terminará con el sistema capitalista, pero es una forma, como mínimo, de preservar el planeta y de permitir vías alternas a un consumismo enfermizo. Hoy día levantar la voz contra el imperialismo estadounidense es una medida revolucionaria. Si esa loca maquinaria –en estos momentos en manos de fanáticos perfectamente equiparables a Hitler y a su delirio de "raza superior"– empieza a estar contra las cuerdas, de todos nosotros depende apurar la caída. La lucha por un mundo mejor es hoy, entre otras cosas, lucha antiimperialista.